El desierto.

Rota la esperanza permanece la espera, el discurso que no anhela verdad alguna, la ausencia de solicitación. La voz emancipada de anhelo, el amor solar, ése que no puede anhelar otra luz que la de sí mismo:


Luz soy yo: ¡ay, si fuera noche! Pero ésta es mi
soledad, el estar circundado de luz
¡Ay, si yo fuese oscuro y nocturno!
¡Cómo iba a sorber los pechos de la luz!

Nietzsche

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