Tú eres la única persona que conozco que ha sabido siempre emplear eficazmente su silencio. En algunas ocasiones era abrumador de verdad…pero no creo que hayas sido consciente de ello. Sin embargo, cualquiera puede obtener respuestas, y muy concisas, tuyas más que mías, a pesar de todos mis gritos y desvarios, o de mis halagos y persuaciones. Tú, a los demás, arrojas hacia sí mismos. Hacer eso de una manera consciente es otra cosa. Nunca he estado seguro de que lo hicieras así. ¿Sí o no?
Pero este clamor y esta agitación que, al parecer, logro crear a mi alrededor, incluso desde lejos, nace de mí. Lo sé muy bien.

Cartas a Anais Nin

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