Entonces
hay dolor porque nuestro destino
es la vejez, la enfermedad y la muerte.
Entonces hay sufrimiento porque vivimos pendientes
del dolor
y el mundo no funciona
como nos gustaría.
Entonces el placer nos lleva irremediablemente al miedo
de perderlo. Por eso poseer
es una carga:
somos caracol que se hace cada vez
más lento
y temeroso
al arrastrar su apego.
Entonces el deseo tiene doble filo,
sed ahogada en las aguas del mar.
Entonces el amor verdadero no ansía quedarse con nada
ni teme la separación
porque sabe que todo está habitado
por todo:
es parte indivisible de mí
lo que mi corazón abarca y aprende a abrazar
y yo de ello.
Entonces todo es pasajero, fugaz e ilusorio
sólo en apariencia:
lo eterno es inmanente
aunque escape a los sentidos,
detalle de alas de colibrí
suspendido en el aire.
Entonces la felicidad es más que un trago súbito
de exaltación. Es la voluntad de cada día
de tomar parte en la vida
sin reprocharle nunca el resultado
celebrándola con nuestro paso
como una flor que se hizo fruto
y supo beberse el sol y el agua
y dar a cambio color, pefume y alimento.
Entonces el cambio es lo único inmutable
ya que ni la muerte inmoviliza nada.
Entonces
retener es el error más grande
y tan inútil
como querer parar un río
con las manos,
Comprendido.
Pero
por qué sigo sintiendo
entonces
que se ha apagado todo
desde que no estás?
desde ayer que lo vi, sin palabras... lo aplaudo y te abrazo, y llego al rato por carta en estos días
ResponderEliminar¡Pensé en vos cuando lo dejé! Se suma a nuestros hallazgos sobre la felicidad y también a nuestros hallazgos de felicidad.
ResponderEliminarFiuuu, hasta pueden hacerse relaciones con La oscuridad es otro sol. ¡Por dió!
Cartas, cartas, cartas.
Adoro las cartas.
De mis amores y amares.
¡Y los abrazos de hermanas!
Las metáforas en las que usa el caracol/ para hablar del apego. Al colibrí/ para describir la inmanencia de lo eterno . y la de flor/ para explicar la gratitud con que es posible encarar la vida me parecen increíbles!!y de una comprensión de la vida profunda. No?
ResponderEliminarSí, sí, sí. Esa vitalidad que nos ilumina.
ResponderEliminar¡Un abrazo muy fuerte, Clau!