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 Me abrazó y apretados el uno contra el otro sentimos, mudos, juntos, el alivio del contacto físico. Nos invadió, eliminando todo el resto. Alivio y felicidad. Las preguntas que habíamos preparado, las explicaciones que él quería darme, las palabras que esperábamos uno de otro se desvanecieron. Hoy no hay tiempo, pensábamos. Hoy no hay tiempo sino para este bálsamo de la presencia física. Estar abrazados sin una caricia ni una palabra.

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