Entonces ya conozco las tormentas y me encrespo como el mar.
Y me ensancho y me repliego
y me arrojo y estoy del todo solo
en la inmensa tempestad.
*
y ha de velar, leer, escribir largas cartas,
y ha de vagar inquieto por los caminos
donde giran las hojas
*
Circulan denigrados por la pena
de servir sin coraje a cosas sin sentido,
y sus ropas se ajan
y sus bellas manos envejecen pronto.
*
Allí quedó ella, extraña, como prestada,
y simplemente se volvió vieja y ciega
y nunca más fue rara ni valiosa.
*
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