Aunque las lámparas se extingan, aunque me digan:
Nunca más. Aunque del escenario surja el vacío
con el soplo del aire gris,
aunque ninguno de mis silenciosos antepasados
vuelva a sentarse junto a mí, ninguna mujer,
ni siquiera el muchacho de ojo bizco y castaño:
pese a todo permanezco. Siempre existe el contemplar.

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