Lo que ella no pudo decirle

Quería conocer todos los huesos
de tu columna vertebral,
todos los poros de tu piel,
cada uno de los vellos de tu cuerpo.
Para que así mi piel, mis manos,
mis tobillos, mis hombros y mis pechos
y hasta mi sombra quede para siempre
impresos en aquello, lo que sea,
de vos que para siempre me será desconocido.
Para acunar tu sueño.

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(Traducción de Zaidenwerg)


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